By Daniel Arcucci
Enviado especial
de www.lanacion.com.ar
POLOKWANE.-
"Estamos demostrándonos a nosotros mismos que muchos de ustedes estaban equivocados.
Y mucho. Porque hasta se llegó a faltarle el respeto a estos jugadores.
Creo que los mismos periodistas que dijeron barbaridades les deben una disculpa.
Porque dejan todo en la cancha, son profesionales ciento por ciento.
Y le están dando alegría a la gente?
Estos jugadores que vieron hoy, también los vieron en las eliminatorias.
Me gustaría que los que se equivocaron, ahora pidan perdón?"
De pronto, Maradona volvió a ser aquel Maradona y
no éste que se ha mostrado en tierras sudafricanas.
Una pregunta y la clasificación para los octavos de final fueron el detonante para
una frase que es el indicio de un sentimiento.
También se enojó con "el fair play que no es fair play ",
pero eso ya forma parte de su guión en las conferencias de prensa y
tiene un objetivo claro:
influir en los árbitros para que protejan a Messi y Cía.,
algo que anoche estuvo más expuesto que nunca.
Y se enojó, bastante, con la pelota,
tema en el que también busca un rédito para los suyos:
"La cancha y la pelota son para los dos y pueden perjudicar a los dos.
Pero los dos no tienen el mismo pie, ¿no?
Y entonces, ¿a quién va a perjudicar más?
Volvemos a la vieja historia:
Pelé, Platini, Beckenbauer, un montón de jugadores que están en la FIFA y
que pueden explicar qué quieren, qué necesitan de una pelota.
En este Mundial no vamos a ver ningún cambio de frente, olvídense.
Pero ellos, en vez de ocuparse de la pelota, siguen ocupándose de Maradona".
Antes y después de eso,
para lo que se pone serio o se hace el serio, Maradona juega.
Y como ya se sabe que juega,
hay un ojo siempre puesto en él tanto como en la cancha,
en la que entra cada vez más seguido.
Con los jugadores antes y después del partido.
Y ahora con los rivales también.
A Karagounis, por ejemplo,
se le ocurrió apretar a Messi por la forma en que le había devuelto una pelota a los griegos.
Como Messi no se la siguió, se la siguió él.
También se la siguió al juez asistente, enseñándole cómo se deben hacer los laterales.
Lo hizo con una actuación propia de un actor italiano,
con mil caras y gestos ampulosos.
Los mismos, o parecidos, que utiliza para acompañar cada jugada de su equipo:
anoche, a punto estuvo de repetir el panzazo del Monumental,
pero esta vez fue por un remate en el palo de Messi?
Explotó, por supuesto, con el gol de su amado Palermo.
"«Andá y definímelo», le dije. Eso fue.
Porque estábamos entre el Pipita y él, en deliberación entre los técnicos.
Mancuso, Enrique y Maradona.
Mancuso y Enrique, decían Higuaín.
«Traeme a Martín», les dije. Y me salió bien. Les gané a los dos?
Pero también fueron buenos los cambios de Di María y Pastore:
eran cantados porque tenían que entrar a dar otra movilidad.
Lo desahogábamos también un poco mas a Leo",
se entusiasmó con las buenas.
Pero también vio algunas malas:
"Hay algo que no funciona, se va Otamendi y queda Burdisso con Demichelis,
nos agarra Samaras uno contra dos, cuando podemos hacerle tres contra uno.
Samaras era el único, no nos podía preocupar".
Quizá por eso es cauteloso con el futuro inmediato:
"Cuando el camino se angosta, como ahora, entra a pesar la jerarquía.
Se habla mal de Alemania, de Italia, pero siempre están los mismos en los momentos decisivos.
Nosotros vamos a recibir a México con todo el respeto que se merece,
a pesar de haber perdido con Uruguay.
Tiene una identidad de juego, la del Vasco Aguirre.
Lo conozco, es una gran persona. Iremos a atacarlos,
a buscar en estos días soluciones para los puntos flacos que tenemos.
Insistiremos con los mejores que tenemos.
Ahora le errás y te tomás el avión de vuelta.
Trataremos de no errarle y de acertar como lo hicimos hasta ahora.
Pero sobre todas las cosas, que respeten a mis jugadores.
Para ganarnos, los que quieran ganarnos,
tendrán que dejar la piel en la cancha".
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