martes, 27 de julio de 2010

CON UN PIE AFUERA


Por Claudio Mauri
LA NACION

Veintitrés días después de la dura eliminación en los cuartos de final del Mundial, Diego Maradona se fue a dormir anoche con la convicción de que aquel lapidario 0-4 ante Alemania fue su último partido como director técnico del seleccionado argentino. El escenario que en las últimas semanas se presentaba (insólitamente) favorable para una continuidad por cuatro años, ya no existe. El Gobierno nacional (ver aparte) dejó de darle un apoyo irrestricto al ex N° 10, Julio Grondona le planteó ayer una serie de condiciones para seguir y Maradona no las aceptó. De esa conjunción de factores se desprende un final que esta noche sería refrendado por los dirigentes en la reunión del Comité Ejecutivo de la AFA. Maradona está más afuera que adentro del seleccionado, y para afrontar el amistoso del 11 de agosto, ante Irlanda, en Dublín, ya se piensa en un plan de contingencia con Sergio Batista como entrenador provisional.

Grondona no se veía y hablaba con Maradona desde que el presidente de la AFA tuvo palabras de consuelo y apoyo en el vestuario minutos después de la derrota con Alemania. El reencuentro de ayer fue más tenso y estuvo marcado por el desacuerdo. Grondona dio los calculados pasos para empujar a Maradona a la salida. En lugar de manifestarle su voluntad de no renovar el contrato, le planteó unas exigencias que descontaba que el DT no iba a aceptar.

El presidente de la AFA le objetó la permanencia en el cuerpo técnico de su principal ayudante, Alejandro Mancuso, y del preparador físico Fernando Signorini. Si bien trascendió que las impugnaciones de Grondona abarcaban a los siete intregrantes del grupo de trabajo de Maradona, los apuntados fueron los dos mencionados. Tal como se preveía, el ex N° 10 se opuso a que le modificaran el cuerpo técnico. Ya lo había anticipado anteanoche, en declaraciones al canal América: "Tengo ganas de seguir, pero si me tocan a uno, me voy". Es más, la pretensión de Maradona no sólo era conservar a todos sus ayudantes, sino insistir en la incorporación de Oscar Ruggeri (aborrecido por Grondona) y la readmisión de Daniel Pellegrino como secretario de selección, cargo que dejó de ocupar por decisión de Grondona después de la eliminación.

Grondona, que en el momento de elegir a Maradona como técnico se apoyó casi exclusivamente en los consejos de sus hijos Julio y Humberto, ahora dice haber actuado en nombre del Comité Ejecutivo de la AFA. Se cubre las espaldas. "Le llevé a Maradona el pedido de cambios que consideró el Comité Ejecutivo", le dijo anoche Grondona a LA NACION desde su casa, sin querer extenderse en ninguna otra consideración sobre las negociaciones con Maradona ni sobre la resolución que tendrá el caso, que se intuye adverso a Maradona, ya que casi toda la dirigencia argentina se opone a su continuidad.

El presidente de la AFA, como lo consignó este diario desde Sudáfrica dos días después de la eliminación, cuestiona el trabajo de Signorini. Considera que el seleccionado no tuvo respuestas físicas en los últimos 20 minutos contra Alemania. También le disgustaron declaraciones en las que Signorini criticó a Barcelona, por el estado en que llegó Messi, y a la FIFA, por los sobrecargados calendarios a que están sometidos los futbolistas. Y a Mancuso, Grondona siempre lo vio más como un amigo incondicional de Maradona que como un asistente táctico idóneo. El presidente de la AFA también sintió como un desplante que Maradona ni siquiera le atendiera el teléfono antes de que viajara a Venezuela para participar de una serie de actos con Hugo Chávez.

La reunión de ayer, que se extendió durante dos horas y 10 minutos, fue en la casa de Gastón Granados, hijo del intendente de Ezeiza y principal mediador. El sábado, Granados ya auguraba un panorama complejo: "No va a ser fácil. Cuanto más tiempo pasa, más se tensa la cuerda de la que tiran ambas partes". La tensión trajo el desgaste. La cuerda es un hilo delgado que esta noche se terminará de cortar en la AFA.

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