Porque ese día , me hice periodista de
verdad -verdad . A las diez de la noche de ese seis de septiembre tétrico , un
viejo zorro colega de sucesos caminaba apurado por el pasillo central de siglo
y atrás los más osados periodistas gráficos de este estado César Pérez y César
David Bracamonte. Estaban listos para subir a la montaña del Henry
Pittier. Les dije ¿ puedo ir con ustedes? y Luís Alberto quien llevaba no
menos de cinco cajetilla de cigarros en su humilde palto dijo inmediatamente
" vente".
Nos costó un mundo
atravesar El Limón , porque el caos era generalizado . Policías , Ambulancias y quejidos, estábamos inundados hasta el cuello, eso provocó que llegáramos al
balneario Guamita cerca de la medianoche y es que abajo en los sectores El Progreso
y Mata Seca la mortandad había sido indescriptible y nada se sabía que
ocurría en la carretera hacia Ocumare de la Costa hasta que nosotros llegamos .
Fue horrible. Un amigo del barrio La Democracia quien siempre trabajo en
Protección Civil nos dijo en Guamita " Cuidado Gabriel , es
peligroso atravesar el río" , un río que para ese momento seguía fiero ,
bravío e indetenible sin embargo la astucia y el arrojo de Luís
Alberto Díaz no obligó a atravesarlo con un mecate . ya del otro lado empezó
nuestro viacrucis hasta la playa de La Boca e Ocumare cuando regresamos
destruidos por lo que habíamos visto en un helicóptero de la Fuerza Aérea
. Nos hundíamos en el barro hasta el mitad del cuerpo y uno a uno nos
ayudábamos a sacarnos , parecía arena movediza . La primera señal de vida
que detectamos fue la de un autobús de la ruta Ocumare -Maracay en medio
de dos alud . Adentro , llanto y terror en medio de la oscuridad y una
persona con un ataque epiléptico . No pudimos hacer mayormente nada y tratamos
de calmar a los pasajeros señalándoles que la ayuda llegaría pronto
. Seguimos nuestro curso , nuestro camino hacia la más dramática experiencia
que hemos vivido como periodistas. Llegando al sector conocido como " La
Neverita" lo que observamos prácticamente fue un cementerio de carros
destruidos y montados unos sobre otros y cadáveres de niños abrazados ,
jóvenes , abuelos , hechos trizas . Ese día la madre natura rasgó las montañas
del Henry Pittier . Horas más tarde , la ayuda llegó para los que había logrado
sobrevivir mientras nosotros agotados , reventados e impresionados por lo que
habíamos visto agarramos un cola en una grúa un poquito más allá de la cumbre
que nos trasladó hasta La Boca . Allí en medio de la emergencia , un oficial de
la Fuerza Aérea nos conminó a montarnos en el helicóptero para
regresar a Maracay. Cuando arribamos al parque Los Apamates en El Limón la
escena también era dantesca, había sido la peor tragedia de Maracay en 100
años . Nos costó reponernos , fueron días de pesadillas , levantándonos sudorosos
mirando por la ventana la majestuosa montaña . Fue el día que empecé a ser
periodista más que futbolista CONTINUARÁ
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