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Kaká se entregó en Mestalla como si se jugara la final del Mundial,
con la intensidad de un principiante y
con la elegancia y sentido de la pausa propios de un Balón de Oro.
Mourinho recuperó para la causa a Benzema y tras las exhibiciones del brasileño en Bilbao y
en Valencia puede dar casi por concluida su misión de rehabilitar a otro condenado.
Marcó dos goles, pero lo importante fue su omnipresencia.
Se jugó al ritmo que él quiso.
"Ha hecho un partido absolutamente fantástico en una posición que me gusta mucho",
concedió Mourinho tras la goleada.
"Para su confianza es fantástico y ahora tenemos seis o siete partidos en los que necesitamos al mejor Kaká.
Lo que haga esta temporada servirá para el año que viene".
Lo que haga esta temporada servirá para el año que viene".
El centrocampista brasileño, autor de dos de los seis goles al Valencia, firmó un gran partido y le dedicó uno de los goles,
el balón pegado al vientre, bajo la camiseta, a su próxima hija que nacerá en las próximas horas.
"Esto será muy importante para mi confianza.
Necesitaba una oportunidad así y quiero dar las gracias a mis compañeros por apoyarme", confesó Kaká.
El mediapunta reveló que tuvieron el partido controlado en todo momento.
"En la primera parte estuvimos muy bien y pudimos resolver el partido.
En la segunda mantuvimos el ritmo, pero el Valencia arriesgó más y terminamos 3-6.
Ha sido un gran partido para mí y para el Madrid", dijo.
Quizás haya luz al final del túnel, quizás este extraordinario futbolista,
por el que el Madrid desembolsó 65 millones de euros, aún tenga algo que aportar.
De momento, su gesto ha cambiado. También su discurso.
"Necesitaba una oportunidad como esta, somos un grupo fantástico", agradeció.
"Todos hemos aprovechado la oportunidad.
Un equipo que juega así sólo unos días después de ganar la Copa del Rey demuestra
que quiere terminar fuerte la temporada", concluyó.
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